Estefanía Lobosco, la arquitecta que conecta los espacios con las emociones

Hay un viaje que fue inspirador para la joven arquitecta Estefanía Lobosco. Su visita a Europa para caminar las calles marcadas por la arquitectura más bella del mundo fue un punto de inflexión en su vida profesional. Al regreso renunció a su trabajo en relación de dependencia e inició su camino en solitario. Ahora recientemente instalada en Trenque Lauquen habla del diseño, atmósferas y emociones.
Estefanía es hija de una leyenda del deporte local, Javier Lobosco, pero lo suyo no es la bicicleta ni el deporte, sino el diseño arquitectónico tanto de estructuras como de interiores donde ha desarrollado la mayor parte de su tarea, aunque no quiere que la etiqueten con el interiorismo sino que su campo de acción es ampliado, insiste.
Tiene 29 años. Estudió en la UBA y trabajó en 3 estudios de CABA que le sirvieron para su formación profesional
“El camino independiente comenzó el año pasado”, recuerda. Hizo un gran viaje que fue de inspiración por España e Italia “saque muchas fotos y es como una carpeta que abro todo el tiempo”.
Al regreso “decidí renunciar al estudio y comenzar mi tarea independiente, aunque uno nunca está solo porque esto es una red de personas”. Como parte del nuevo tiempo, a finales de año dejó la ciudad de la furia y se instaló en Trenque Lauquen.
Trabaja en Trenque Lauquen y también de manera remota con distintos trabajos puntuales en Buenos Aires. Aquí ha realizado distintas tareas de interiorismo en edificios, comercios y ahora está dibujando para un inmueble de altura y un comercio gastronómico pero no dio mayores detalles.
“Siempre hay infinitas posibilidades a la hora de diseñar. Me parece importante preguntarse a la hora de construir o diseñar un espacio: “¿qué emociones quiero sentir en este espacio?, ¿qué usos le quiero dar?, ¿qué busco que me transmita?, ¿cómo quiero vivir este espacio?”.
“Me gusta conectar la arquitectura con las emociones y diseñar atmósferas para mejorar el bienestar de quienes lo habitan».
Estefanía se planta frente a sus planos y renders como ante un lienzo en blanco, lista para crear y atravesar los límites de la materialidad que su inspiración construyó. Una obra que conecta con las emociones.